Eretmocerus mundus es una especie muy conocida que se distribuye desde a Cuenca del Mediterráneo hasta Sudán. Aunque ha sido también encontrado en Afganistán, Kenya, Zimbague y Malawi. Aparece de forma espontánea en los cultivos hortícolas protegidos, actuando como enemigo principal de la plaga de moscas blancas (Bemisia tabaci).
Plaga sobre la que actúa Eretmocerus mundus
Eretmocerus mundus ataca a moscas blancas, mostrando preferencia por Bemisia tabaci.
Morfología
El adulto es una avispa pequeña de aproximadamente 1 mm de longitud, su cabeza, tórax y abdomen son de color amarillo o amarillo- marrón, siendo los machos de tonalidad más oscura que las hembras; poseen 3 ocelos y los ojos son de coloración verde oscuro. Las antenas son en forma de mazo, formadas por 5 segmentos en las hembras y 3 en los machos, y sus patas son largas y delgadas de color más claro que el resto del cuerpo con tarsos de 4 segmentos.
Ciclo biológico de Eretmocerus mundus
E. mundus pasa por los estados de huevo, 3 estadíos larvales, pupa y adulto. El ciclo biológico depende de la temperatura, siendo de 16 días a 25°C. La longevidad de las hembras durante el invierno es alta, esto unido a su capacidad para mantenerse activas en esta época, favorece su propagación sobre cualquier huésped vegetal.
E. mundus Parasita todos los estadios larvarios de B. tabaci, aunque prefiere larvas de segundo o tercer estadio.
Las hembras de E. mundus exploran las hojas de las plantas en busca de larvas de B. tabaci, palpando con sus antenas para evitar la oviposición en un huésped ya parasitado. Cuando el huésped es identificado, la hembra se coloca de espaldas a la larva, quedando en contacto con el ovipositor y emplea sus patas traseras para levantar a la larva de B. tabaci y realizar la puesta entre la larva y la hoja.
La larva de mosca blanca parasitada por E. mundus adquiere una coloración amarilla- dorada que puede ser observada a simple vista. Cuando el adulto se ha formado, puede apreciarse por transparencia sus ojos oscuros y los rudimentos alares.
Las hembras de E. mundus, realizan picaduras sobre las larvas jóvenes de B. tabaci, llegando a provocar un 10% de mortalidad, lo que conlleva una ventaja adicional a este controlador.