El incremento de la competitividad en una actividad productiva depende de la incorporación de equipo y tecnología que, en las condiciones socioeconómicas del sistema, proporcionen la máxima eficiencia. Si un sistema adopta tecnología con rapidez, la consecuencia será un rápido crecimiento económico. Es por ello que la innovación en la agricultura es necesario.
La innovación en la agricultura se manifiesta:
– Por la obtención e introducción en el mercado de nuevos
productos.
– Por cambios en el equipamiento y procesos productivos
de la empresa.
Existe innovación en productos cuando son nuevos, o han experimentado un cambio significativo, y al introducirlos en el mercado son más competitivos y proporcionan incrementos de beneficio.
Cuando la innovación se refiere a un proceso productivo se modifica la tecnología empleada en la empresa hasta la fase comercial y, si es preciso el equipamiento, de forma que la nueva situación eleve la eficiencia técnica y económica.
Tipos de innovación en la agricultura
Se distinguen dos tipos de innovación, tanto si se efectúa en forma de productos como de procesos:
- Drástica, cuando representa un cambio total o de gran alcance. En este caso, el producto obtenido o la tecnología y el equipamiento introducidos, originan una utilización, prestaciones y características totalmente distintas de situaciones anteriores.
- Gradual: En este caso, con la modificación van mejorando prestaciones y resultados económicos en función de la aplicación de la técnica y del aumento de la dotación de elementos necesarios. A su vez, los elementos pueden ser simples, cuando realicen por sí mismos o independientemente una función; o complejos, cuando una función puede ser realizada con mayor o menor nivel de perfección según la cantidad y calidad de los elementos que se agreguen.
Innovación
La innovación, en términos económicos, fue definida como “cambio histórico e irreversible en el proceso de producción” (Schumpeter, 1939). Esto representa alterar las combinaciones de los factores de producción y la técnica empleada. En consecuencia, que se origine un nuevo proceso gobernado por una función de producción distinta. Las empresas adoptando innovaciones van modificando la función de producción y con otras combinaciones de los factores van logrando mayores niveles de eficiencia.
La innovación también puede producirse en forma de cambio técnico sin que afecte a la cantidad de los factores de producción. Precisando la distinción de los conceptos “tecnológico” y “técnico”, se establece que el cambio tecnológico equivale al acto de producir nuevo conocimiento. El cambio técnico se refiere a la incorporación del conocimiento en la actividad productiva de las empresas (Freeman, 1975; Fernández et al., 1983).
El proceso que sigue la generación de innovaciones se inicia en el proyecto de investigación sobre un problema existente. Este se extiende con su desarrollo hasta la comercialización del producto o proceso originado.
En una investigación realizada por Booz et al. (1968) se señalan las siguientes etapas en la innovación de un producto: selección de proyectos iniciales, primera evaluación técnica y económica, desarrollo, prueba definitiva y comercialización. Los autores estimaron que sólo sobrevive el 3,5% de los proyectos iniciales.
Para Sunding y Zilberman (2001) las fases que se requieren en la generación de un producto dependen de sus características, aceptándose como más comunes: descubrimiento, registro, desarrollo, producción y comercialización.