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Organismos benéficos: Ácaros (Fitoseidos)

Esta familia, compuesta por numerosas especies de ácaros depredadores, ejerce un importante control sobre ácaros fitófagos (tetraníquidos, tenuipálpidos y eriófidos)

Organismos benéfico: Ácaros depredadores (Phytoselidae)

Esta familia, compuesta por numerosas especies de ácaros benéficos depredadores, ejerce un importante control sobre ácaros fitófagos (tetraníquidos, tenuipálpidos y eriófidos), aunque también actúa sobre pequeños insectos como tisanópteros, por lo que resulta imprescindible en los programas de control biológico de plagas en numerosos cultivos.

Ácaro depredador

La familia Phytoselidae  llamada comunmente como fitoseidos comprende varios ácaros benéficos usados en el control biológico. Los ácaros fitoseidos son de pequeño tamaño, de unos 0,5 mm. Con el cuerpo con forma de pera, y visibles a simple vista cuando se mueven sobre las hojas, o cuando su color contrasta con el del medio en el que se encuentran. Presentan una extraordinaria movilidad y rapidez, características que facilitan su detección.

Los ácaros benéficos suelen tener coloración blanquecina, aunque la transparencia de su tegumento hace que aparezcan rojos cuando se han alimentado de arañas o ácaros rojos, o bien amarillentos cuando lo hacen de polen. Presentan, en la parte anterior del cuerpo, las piezas bucales o quelíceros, con forma de pinza, que utilizan para sujetar, desgarrar y trocear el alimento; y los palpos, que tienen una función sensorial. Los fitoseidos, como la mayoría de los ácaros son incapaces de ingerir alimentos sólidos, por ello perforan sus presas y absorben su contenido fluido.

Ciclo biológico de los ácaros benéficos (Fitoseidos)

Ácaro benéficos devorando presa

El ciclo biológico de los fitoseidos está comprendido por los estados de huevo, larva, dos estadios ninfales (proto y deutoninfa), y finalmente el estado adulto. Los estados de larva, ninfa y adulto presentan una apariencia externa similar, aunque su tamaño es muy distinto. Los huevos, depositados sobre los pelos de la intersección de los nervios principales y secundarios, son de forma oval e incoloros, con un brillo característico, excepto en Phytoseiulus persimilis que son esféricos, de doble tamaño que los de araña roja. Las larvas, de tamaño similar al huevo, son hexápodas, a diferencia de ninfas y adultos que son octópodos, siendo el primer par con función sensorial. Machos y hembras difieren en tamaño, siendo las hembras ligeramente más grandes.

En condiciones naturales las poblaciones de fitoseidos (Phytoselidae) están formadas mayoritariamente por hembras adultas. Las hembras tras haber alcanzado el estado adulto son fecundadas por el macho, iniciando posteriormente la puesta de huevos. Tras la eclosión de los huevos surge una larva poco móvil. En algunas especies, esta larva, necesita alimentarse para pasar al siguiente estado de desarrollo y en otras no. Posteriormente, la larva se transforma en protoninfa y seguidamente en deutoninfa, de tamaño algo mayor, ambas muy activas. Finalmente se forma el adulto.

Alimentación de los ácaros depredadores

Ácaros benéficos usados en el control biológico

La mayoría de las especies de fitoseidos son polífagas. Es decir su régimen alimenticio es muy variado. Además también se alimentan de otros ácaros como tetraníquidos, tenuipálpidos, tarsonémidos o eriófidos, y de pequeños insectos como tisanópteros, cóccidos o psocópteros. También se pueden alimentar de la melaza producida por homópteros, de polen e incluso de hongos. Algunas especies son más específicas, generalmente aquellas que se alimentan de tetraníquidos, como P. persimilis. No obstante, no todos los alimentos tienen el mismo valor nutritivo para los fitoseidos polífagos. Sólo unos pocos permiten un desarrollo y oviposición óptimos, sin embargo, el resto tienen una enorme importancia en épocas de escasez del alimento principal, permitiendo la supervivencia del ácaro en espera de épocas más favorables.

Aunque los fitoseidos (Phytoselidae) no son específicos de especies vegetales ya que no se alimentan de ellas, sí que muestran un comportamiento deficiente como depredador en determinados tipos de plantas. Por ejemplo, las toxinas que contiene la hoja de tomate no permiten el desarrollo de algunos Amblyseius.

 

Fuente: Organismos para el control biológico en los cultivos de la provincia de Almería. Miguel Navarro Viedma et al. Colección Agricultura

 

 

 

 

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